Symbaloo de la clase

miércoles, 5 de marzo de 2014

Platero y yo. ( primer capitulo )

Juan Ramón Jimenes describía así a platero en el cuento. Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. 
Juan Ramón lo deja suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamaba dulcemente:  ¿Platero?  y viene a él con un trotecillo alegre que parece que se ríe en no sé qué cascabeleo ideal...
Come cuanto él da. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar; los higos morados, con su cristalina gotita de miel...
Platero es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña...; pero fuerte y seco por dentro como de piedra. Cuando paso sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:
—Tien’  asero...
Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.

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