Symbaloo de la clase

miércoles, 11 de junio de 2014

El valor de lo público

TENEMOS UN TESORO Y NO LO SABEMOS

Esta historia va de que el verano pasado mis padres tomaron la decisión de adoptar a un niño senegalés llamado Bába, que tenía 13 años.

Yo me puse muy contento porque iba a tener a un amigo con el que jugar a fútbol, porque en las descripciones vimos que a Bába le gustaba mucho el fútbol y otros juegos muy divertidos.  Le enseñé a jugar a la WII, a la ajedrez, ect. 


Cuando Bába llegó a Quesada vio que en el pueblo había muchas cosas que nunca imaginó que iba a ver, como escuelas, polideportivos, bibliotecas con un montón de libros muy chulos, la zona joven, ect. Un día fuimos al parque a jugar con mis amigos del cole y se quedó alucinado de ver lo limpio y bien cuidado que estaba, de hecho se quedó sorprendido de ver que había gente que se encargaba de limpiarlos y de llevarse la basura. Me contó que en su país las cosas eran muy distintas, que había mucha gente que no sabía leer ni escribir porque no había tantas escuelas como aquí, también me contó que muchas veces pasaban hambre porque no tenían mucha comida. Yo me puse muy triste de imaginarme en su situación pero también me sentí muy afortunado de ver que aquí la vida es mejor.

Otro día fuimos a bañarnos a la piscina municipal y el creía que iba a una charca como las que el se bañaba en su país.

Durante los dos meses que estuvo aquí mis padre aprovecharon para llevarlo al médico para que le  pusieran las vacunas y le hicieran revisiones, ya que en su país la asistencia médica es muy escasa, y más para las personas pobres.

Mi hermana y yo nos reíamos al verlo porque iba asustado, sobre todo cuando fue al dentista y le sacó una muela. Resultó que necesitaba gafas porque nunca le habían hecho una revisión de la vista y al ponérsela es cuando realmente se dio cuenta de lo necesario que era tener de todo.

 Al volver del médico vio a unos niños destrozando una portería en el colegio y me dijo:

- Serán tontos esos niños, encima que le dejan una portería la destrozan, en mi país salimos a buscar palos para hacer las porterías y cuando los encontramos nos ponemos muy contentos porque allí tenemos muy pocas cosas, por eso tenemos que cuidarlas. Si yo consiguiese una portería estaríamos tres días de fiesta y no la rompería nunca.

Y yo le respondí:

- La verdad es que no sabemos valorar todo lo que nos dan porque está al alcance de nuestra mano. Voy a aprender de ti a cuidar mejor todo lo que tengo.

Pasó el verano y Bába se tuvo que ir con su familia pero se fue contento porque vio que tenemos muchas cosas bonitas y muchas oportunidades para disfrutar y sobretodo para aprender. Se despidió diciéndonos que cuidáramos mucho lo que tenemos porque no todo el mundo tiene la suerte de estar en un sitio donde tenemos todo lo necesario para vivir felices.


Esta historia nos enseña que tenemos que valorar todo lo que tenemos porque si no tuviéramos los servicios públicos seguramente estariamos viviendo una vida como la de mi amigo Bába. 


Nombre: Daniel Rodríguez Martínez
Centro: C.E.I.P. Virgen de Tíscar
Curso: 5º A

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