Cuento de miedo

En la noche de Halloween mis compañeros y yo estábamos de fiesta bailando y de repente se oyeron unos ruidos como aullidos y entonces Manuel,  que iba disfrazado de hombre lobo dijo:
 - He sido yo, que cuando hay luna llena me dan ganas de rugir.
Y entones Dani ( yo ) dije:
- No, ha salido de fuera del gimnasio y parece que es de un hombre lobo pero entonces mi maestro Cipri que se disfrazó de científico loco dijo:
- Eso es imposible Dani los hombre lobo no existen son seres mitológicos.
- Yo le dije a Cipri que si podía ser porque está noche era noche llena y los hombres salían a cazar de todo lo que pillaban.
Entonces todos nos asomamos fuera a mirar que pasaba con los ruidos y efectivamente allí había un hombre lobo.



Y el hombre lobo nos ataco. Nosotros salimos corriendo para que no nos comiera. Durante una larga persecución llegaron peores noticias, desde arriba se veían bandas de grifos y al final de todos había uno más grande y terrorífico que los otros y en el iba un mago muy poderoso llamado Gargamel.



Y Gargamel lanzo un hechizo a Fatima que la transformo en un árbol viejo y arrugado. Estaba tan asustada que no paraba de gritar y pedir ayuda pero entonces yo, María, Manuel, Marta, Miguel Á. y Cipri inventamos un antídoto para ayudar a Fatima.




El antídoto era una mezcla de moco de elefante, saliva de gato, agua del estanque de los renacuajos, pezuñas de burro, huevos de tarántula, plumas de grifo, escamas de serpiente, pelos de mofeta y sangre de gusano.

Conseguimos salvar a Fatima y ademas conseguimos distraer a los monstruos y a Gargamel, por fin había buenas noticias para nosotros. Para dormir nos quedamos en una casa vieja. Pero a las 4 de la mañana nos dimos cuenta de que no era una casa normal porque se sentían ruidos extraños como si la casa estuviera encantada y efectivamente estaba encantada y Antonio que iba de fantasma dijo:
- He sido yo que soy un fantasma que quería asustaros.
Y Cristina dijo:
- Otro como Manuel, que antes nos ha costado un susto de los buenos.
Y de repente viene Raúl, aterrorizado porque le persigue un enorme fantasma arrastrando unas cadenas muy gruesas. Cuando nos dimos cuenta el fantasma estaba delante de todos nosotros con cara de pocos amigos.
Nos grito:
- Moriréis entre terribles sufrimientos si no me hacéis un gran favor.
 Quiero que me traigáis el álbum de cromos de la liga profesional de fútbol, que por culpa de estar condenado a ser un fantasma me la pierdo todos los años.
 Dani sacó de su mochila su álbum de cromos, que por casualidad lo llevaba, y se lo entrego y Dani le dijo:
- Te lo entrego, pero cuídalo bien que me ha costado mucho rellenarlo.
El fantasma lo agarro y grito:
- Salid inmediatamente de aquí si no queréis que os aplaste como a cucarachas.



Salimos como cohetes de allí, corríamos y corríamos sin parar sin danos cuenta de que nos perseguía un ejercito de murciélagos asesinos. Nos cogieron con sus patas y nos llevaron volando hasta el cementerio para chuparnos la sangre y convertirnos en vampiros como ellos. De repente Manuel se acordó de que llevaba una caja de petardos, se los dio a Cipri para que se los encendiera y se los tirara. Se armo una explosión muy fuerte y aprovechamos para escaparnos.



Pero cuando llegamos a la puerta del cementerio nos estaba esperando un centauro que comenzó a lanzarnos flechas envenenadas sin parar y caímos al suelo dormidos.



Despertamos en una mazmorra llena de telarañas y ratas. Allí estaba también un ciclople que nos dijo:
- Si me desatáis os ayudare a escapar junto a mí.
  Cipri sacó su navaja y cortó las cuerdas. Cuando vinieron los guardias los metió en un saco y conseguimos escapar de allí por un pasadizo que el gigante conocía.



Llegamos a una cueva y de pronto el suelo desapareció delante de nosotros y empezamos a caer durante un rato hasta que llegamos a un rió. El gigante había desaparecido y estábamos solos de nuevo, pero ya era de día.
María sacó su brújula y así pudimos llegar hasta nuestras casa con un susto que no olvidaremos en mucho tiempo.